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5 razones para votar Apruebo y Convención Constitucional

Actualizado: 25 nov 2020

Por Gabriel Ossandón (@gaboossandon), Director Ejecutivo de La Casa Común y Francisca Bustamante (@franbustamante)


Estamos a pocos días para un Plebiscito histórico y si aún no sabes por qué votar o necesitas ayuda para convencer a tu tío, te dejamos 5 razones de por qué marcar Apruebo y Convención Constitucional


1. La cancha

La Constitución del 80 crea una cancha que está dispareja. Balanceada para un lado. Las reglas de la política están diseñadas para que, aunque otras personas o nuevas ideas ganen las elecciones, no puedan hacer algo muy distinto a lo que la UDI quiere hacer. Es que así lo pensó Jaime Guzmán. Sí, el fundador de la UDI. La metáfora de la cancha no es nuestra, la ocupó él:


"porque —valga la metáfora— el margen de alternativas posibles que la cancha imponga de hecho a quienes juegan en ella sea lo suficientemente reducido para hacer extremadamente difícil lo contrario"


Lo que queremos es una cancha justa. Que se respete la regla democrática: que la ley sea la voluntad del pueblo. Para que cuando el pueblo sea mayoría, juegue en una cancha pareja para todas y todos.


2. Un proceso de diálogo


Hay tensión en el país. Hemos vivido un estallido, una crisis social y, además, una pandemia. La constitución impuesta por una sola visión política, en dictadura y sin derechos civiles, no nos va a ayudar a procesar esa tensión. Con el Apruebo se abrirá un proceso nacional de diálogo: nuestras sobremesas, reuniones y conversaciones van a tratar de qué salud deberíamos tener, cómo debería actuar el o la presidenta, en qué formas la ciudadanía decide realmente o cómo las mujeres tendrán los mismos derechos y oportunidades. Todo Chile será una gran conversación.


Esa es una forma de resolver una crisis. Así resolvemos los problemas en nuestras familias, en nuestras escuelas y comunidades. Podemos hacerlo así también como país.


3. Abrir la democracia


Actualmente vivimos bajo las reglas que nos impusieron en la dictadura. A ellas, se le hicieron solo las reformas que permitieron sus principales beneficiados: la derecha. Cuando los mismos que se oponen al cambio escribieron las reglas, las trampas, pueden oponerse con solo un tercio del Congreso.


Así, por supuesto, es casi imposible hacer cambios.


La nueva Constitución se escribe desde una hoja en blanco. Eso significa que no hay nada escrito en el papel que será la nueva Constitución. Para escribir algo en ella, eso sí, se necesitarán el 66% de los Convencionales, los 2/3. Pero acá el resultado de la regla es distinto, porque se trata de lograr que esos ⅔ se pongan de acuerdo en algo nuevo. Si no se ponen de acuerdo, eso no queda en la Constitución.


Un momento. ¿Qué significa que algo no quede en la Constitución?. Simplemente que para regular ese algo, debe crearse o modificarse una ley. Constitución, gran norma gran versus ley, norma promedio. Puesto de otra forma, todo aquello que no tiene la mayoría requerida para estar en la Constitución, será ley. Y las leyes, sin trampas, se modifican por mayoría simple, 50%. Entonces puede que la derecha se oponga a consagrar el derecho a pensiones dignas y el fin de las AFP –¡vaya sorpresa!–, pero su negocio ya no estará protegido constitucionalmente. Podremos cambiarlo siendo mayoría.


4. Paridad


Las mujeres sólo ocupan el 10,9% de los puestos del Senado y el 13,4% en la Cámara de Diputados. La brecha entre hombres y mujeres en cargos de representación popular es inmensa. El domingo tenemos una oportunidad histórica: ser la primera Constitución en el mundo escrita en paridad: las mujeres ocuparán entre un 45% y un 55% de los cargos de la Convención Constitucional.


¿Qué implica esto? Que los intereses de las mujeres se verán representados en una nueva Constitución, de forma real y efectiva. Porque, aunque las mujeres que lleguen a ocupar el cargo de Constituyentes probablemente conformarán un grupo heterogéneo y con diversidad de intereses, las experiencias de discriminación civil, social y política son comunes, serán llevadas a la redacción de una nueva Constitución y serán, al menos, un punto de partida para priorizar las problemáticas y demandas de las mujeres en la agenda política.


5. Porque nos lo merecemos


Nuestro país terminó con la dictadura en un largo proceso que culminó en un Plebiscito el año 1988. Pero nunca nos quitamos de encima su Constitución. Treinta largos años han pasado, de luchas, alegrías, decepciones y derrotas. De ausencia de derechos, pensiones indignas y enriquecimiento de los mismos de siempre. Las mujeres, las y los pensionados, los pueblos originarios y estudiantes han ido construyendo un camino largo y difícil para cambiar por fin la Constitución. Esa es la fuerza que despertó el 18 de Octubre y se merece cambiar aquél legado.


Al ganar el Apruebo y la Convención Constitucional nos permitimos entre todas y todos soñar un nuevo Chile. Uno creado a partir de un proceso de diálogo, democrático y paritario, que contenga todas las visiones. Que nos deje una cancha justa, para vivir la verdadera democracia, en la que podamos vivir con derechos: a la salud, la vivienda, la educación y las pensiones. Donde corra el agua nuevamente por nuestros ríos y podamos sentir que cuidamos nuestra naturaleza, nuestro país.


Nos lo merecemos.


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