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  • Fernando Viveros Collyer

Consideraciones iniciales de una filosofía de la física actual

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Acabo de participar en la “Fourth Chilean Conference on Philosophy of Physics”/ IV Conferencia Chilena en Filosofía de la Física, del 11 al 13 de marzo de 2024. Lo escribo en inglés como fue publicitada en redes y como ocurrió toda sin traducción. Esta es, pues, la lengua hegemónica de la ciencia natural física contemporánea –fenómeno que no sucedía cuando el papel de Einstein en 1905-, y que nos muestra que esta lengua no solo domina las transacciones comerciales y diplomáticas planetarias, sino un ámbito como la academia de las ciencias naturales planetarias actuales.

O sea, la “cultura” –como ha sucedido siempre cuando opera una sociedad hegemónica: Grecia desde su época “clásica” hasta el Helenismo y la conquista por Roma (los evangelios cristianos, pensados por hebreo parlantes, se escribieron en griego); Francia ya en el siglo XVIII, de modo que los palacios rusos hablaban en francés cuando se trataba de “estar-en-sociedad”, y Tolstoi seguía algo incómodo por ello a fines del siglo XIX; el ballet, creado en San Petersburgo, fue bautizado, completo, con palabras francesas; el chino (o sea, una cierta lengua de esas tierras) durante esos milenios imperiales…

Cuestión aquí para nada “de detalle”, pues lo central que quisiera proponer trata todo de lenguas y lenguajes humanos.

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Esta Conferencia de tres días completos, fue organizada por el Instituto de Filosofía de la Universidad Católica de Chile en el campus San Joaquín, de Santiago de Chile. Pablo Acuña fue el filósofo académico responsable de la organización general.

Llegaron una docena de pensadores de la física actual –de la “mecánica quántica” y de las teorías de la “relatividad general y especial”–, más unos pocos que fuimos audiencia y público general.

Al respecto, debo destacar la llegada –por la tarde, después de la jornada de clases–, de un grupo de 3 o 4 escolares de educación media de una comuna de Santiago. Conversamos de acudir al colegio durante 2024, para dar unas charlas de Filosofía y Cultura Chilena Actual.

Llegaron pensadores/investigadores de Australia, Reino Unido, Argentina, Estados Unidos, y de Santiago y Valparaíso en Chile (se me pueden pasar algunos). Y, otro detalle (al igual que el anterior: no lo es. ¿O sí lo es?): solamente una mujer entre todos los conferenciantes y público.

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De lenguajes pues.

En general debo decir que cuando en esta Conferencia se dice “filosofía de la física”, se está diciendo, más bien, pensamiento filosófico desde las corrientes llamadas “analíticas” en el siglo XX. Un gran pensador de ellas fue, sin duda, Ludwig Wittgenstein (1889-1951). Antes, como antecesor, Gottlob Frege (1848-1925). ¿Se nota?: de la lengua alemana…

O sea, la analítica como una lengua específica dentro de las filosofías. En cambio, mis decisiones filosóficas transcurren en esta otra línea: E. Husserl, M. Heidegger, J. Derrida, H. G. Gadamer. O sea, una línea de la llamada “fenomenología” –que también deviene lo que se nombra: “hermenéutica filosófica”.

La pensadora presente, al mencionarle este acercamiento, me comentó: “Ah!, de eso no me voy a pronunciar. Ya no estoy en edad para comenzar a pensar cosas nuevas”.

Pues, la filosofía contemporánea “son las filosofías contemporáneas”. Asunto no muy original pues, me parece, la filosofía siempre “ha sido” (y destaco este uso del verbo “ser” por motivos y razones m/m evidentes), plural. Desde esa polémica –implícita/explicita–, de Parménides y Heráclito, por ejemplo… O sea, desde “antes de la filosofía constituida” en Platón y Aristóteles (otros plurales).

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Entonces, de modo muy amplio e inicial, debo decir que comprendí las conferencias de esos días –pensadas al modo m/m analítico, y comentadas aquí al modo m/m fenomenológico/hermenéutico–, en las interacciones de tres modos de lenguaje: dos verbales y uno matemático.

La Conferencia transcurrió en la lengua del inglés social-cotidiano. Con ella los participantes referían la lengua de esta filosofía de la física –, o sea, una variante específica del lenguaje cotidiano-social (en este caso, el inglés internacional). Esto es, la lengua filosófica me parece una particularidad y un desarrollo especial de la lengua de los pueblos. Los pueblos hablan “palabras y nombres”; los filósofos hablan, más bien, “conceptos”. Suceden muchas cosas en estas traducciones-elaboraciones: una “idea” en la lengua usual no dice una “idea/teoría” en la filosofía, por ejemplo.

Pues me parece, de modo inicial, que el momento decisivo aquí, en filosofía y ciencia física –o sea, al hacer “filosofía de la física”–, ocurre como la “traducción” entre conceptos filosóficos y “ecuaciones matemáticas”.

Cuando cualquiera de nosotros dice “espacio”, puede pensar: esta plaza o esta pieza, o lo que hay entre el Sol y la Tierra. Lo que la física actual piensa por “espacio” ocurre como una ecuación. Entonces, tod@s, científicos y filósofos, “leemos” esas ecuaciones.

Pues, otra cosa decisiva para mí, en esta Conferencia, sucede porque ese “lenguaje matemático” funciona: con él se generan tecnologías quánticas efectivas, por ejemplo; se hacen “mediciones” en el átomo y en las galaxias –-la palabra “medición/medir”, también ocurre como un cierto fenómeno de esta ciencia; “medir” aquí ya no dice necesariamente poner simplemente números, y “observador” (“quien hace mediciones”), no dice, necesariamente, una subjetividad…

La ciencia física contemporánea (postnewtoniana) sabe del mundo, de lo real, del universo. Lo sabe, digamos, antes de cualquier epistemología, porque “funciona”, porque hace que sucedan cosas.

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Pero.., ¿”qué es” lo que sabe? Entonces, tod@s leemos las ecuaciones con palabras. Con palabras científicas –las llamamos, en general, “teorías”; la ciencia está compuesta por teorías “de cosas/de lo real”–; o con palabras filosóficas –hacemos filosofía de esas teorías: tratamos de interpretar el sentido del concepto y de la fórmula matemática que llamamos “electrón” (más bien, del “sistema físico” con el nombre general de “electrón”)–, y con palabras cotidianas: por cuanto las conferencias son siempre una mezcla de lengua académica y lengua cotidiana… Los conferenciantes dan ejemplos, explican-en-lo-fácil, improvisan, generan ideas nuevas en el momento, dudan, se retractan en el momento,…

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Las corrientes analíticas parecieran considerar de ciertas maneras las relaciones de estos, que he llamado, tres “niveles de lenguaje”. A mi parecer, operan cierta “metafísica de lo real” que los lleva a decir y pensar que ciertas palabras significan, unívocamente, ciertas cosas. Por ejemplo, consideran que “lo real” y “lo físico” se corresponden—que “lo que hay finalmente” son “elementos y partículas físicas”… Por eso piensan, sin hacerse mayores problemas, que el cerebro humano son átomos y partículas elementales –solo que maravillosamente complejizadas.

Las corrientes fenomenológico-hermenéuticas que prefiero (sin descartar nada), toman nota, por ejemplo, del “carácter de lenguaje/mediación” de las lenguas cotidiana, filosófica y científico-matemática. Como tales, pareciera que en ellas “todo es interpretación”. Luego las ecuaciones matemáticas de Einstein-Bohr-etcétera, ocurrirían como “modos de interpretación”.

Siempre “son lenguaje”. Nunca “son las cosas/lo real”.

Pero lo verdaderamente “complejo” y desafiante ocurriría cuando las matemáticas quánticas –pura mediación y “cosa humana”–, “hablan bien” de “eso que ocurre”.

De alguna manera, estas matemáticas ocurren (por decirlo así) en ciertos ámbitos que algún@s llamaban, antiguamente, “magia”…Pues, esta palabra “magia” no dice nada “místico-espiritualista”, sino algo extremadamente curioso que estaría sucediendo en todo “lenguaje”, todo “sentido” humano…

De ciertas maneras, siempre estamos “en otra parte” para estar “en medio del mundo”. Veremos…

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