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  • Fundación La Casa Común

Nuevos rumbos en la política exterior de Chile

Por Jaime Ensignia

Sociólogo, Dr. en Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Libre de Berlín y Analista en temas de política internacional y regional ALyC.

Colaborador La Casa Común.


El escenario que se viene

Hay un énfasis coherente con sus principios, tanto del presidente Boric como de su ministra de Relaciones Exteriores en torno a la protección y defensa de los Derechos Humanos (DDHH). La experiencia de la violación de estos derechos en Chile desde el 18-0 de 2019 por parte del gobierno saliente de Sebastián Piñera, así lo amerita. Esta posición es consistente en el nivel nacional, regional e internacional y registra claros antecedentes. La ministra Urrejola cuenta con vasta experiencia en la defensa de los DDHH en América Latina y el Caribe. El presidente entrante ha sido sumamente claro al condenar violaciones a los DDHH en países como Nicaragua, Venezuela y Cuba.

Para llevar a cabo estas nuevas directrices de la política exterior, la presidencia de Boric ha constituido un competente equipo en la Cancillería en sus mandos superores, que le permitirá enfrentar una agenda de RREE de nuevo cuño y los desafíos propios del siglo XXI en esta materia. En este sentido, su impronta en política exterior se alejará definitivamente de aquella de fuerte contenido siglo XX, la cual ha predominado hasta el actual gobierno de Piñera (1990-2020).


La Cancillería y sus objetivos centrales

Un objetivo primordial en la gestión de esta nueva Cancillería debería fortalecer los organismos multilaterales (ONU, OMC, OMS, entre otros) y regionales (CELAC y posiblemente un organismo que responda a las necesidades de América del Sur), claramente desatendidos por el gobierno saliente. Con la firma del acuerdo de Escazú, que el gobierno de Piñera evitó, y al retomar una activa de defensa de los Océanos –política del gobierno de Bachelet- la llamada política turquesa podría adquirir densidad y forma. En este sentido, Chile se pondría a la vanguardia de una política de defensa ambiental y de acción frente al cambio climático. Así también, tal como lo ha señalado el presidente Boric su gobierno en general tendría un fuerte sello feminista y, especialmente en las RREE, siempre dominadas por hombres, en donde las mujeres y las políticas de igualdad de género fueron soslayadas por los Cancilleres, a pesar de haber tenido una Canciller mujer.


Frente a los desafíos y dificultades de los problemas pendientes -como las aguas del Silala o la Plataforma Continental extendida, por nombrar algunos- con los países vecinos, la Cancillería del nuevo gobierno debería ampliar vías de diálogo y acercamiento para resolver controversias vecinales, en especial con Argentina, Bolivia y Perú. Un tema muy presente en la opinión pública nacional, y manejado del peor modo por el gobierno saliente, es el de la migración. El gobierno del presidente Boric tiene plena conciencia de integrarse al Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular de Naciones Unidas. Esto, podría permitir enfrentar de manera más eficiente, profesional y respetuosa de los DDHH la situación de la población migrante que llega a Chile. En otra perspectiva del programa del gobierno entrante, en materia (RRII), se acentuaba la necesidad de una plena y sustantiva integración regional, superando una retórica vacua de tiempos recientes.


En la coyuntura internacional actual de las controversias entre las grandes potencias (EEUU-CHINA) o bien respecto de bloques internacionales como la Unión Europea y otros, se prevé que el próximo gobierno tendría una política de No alineamiento activo preservando la independencia del país y de sus intereses. Con respecto a la guerra ruso-ucraniana, el presidente electo ha llamado al cese de las hostilidades, a la búsqueda de un proceso de paz, beneficioso para ambas partes y, a la protección de la población civil.


Optimizar las relaciones internaciones a partir de la asunción del gobierno

La invitación a la asunción presidencial (11 de marzo) a representantes de la oposición al régimen autocrático de Ortega en Nicaragua; a Gustavo Petro, candidato presidencial de la oposición en Colombia; y a otras personalidades del arco progresista de la región y de la Unión Europea proyecta a Gabriel Boric como un referente político importante del progresismo y, de la izquierda del continente.

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