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OPINIÓN | Si vivimos todes separades: ¿Para qué son el cielo y el mar?

Actualizado: 25 nov 2020

Por Amanda Opazo y Rodrigo Pérez, ex dirigentes estudiantiles.


Es el momento de que dos mundos separados por el adultocentrismo se unan y construyan la nueva sociedad que nuestro país necesita.


Son dos mundos que viven separados: la minoría y mayoría de edad. Cuando cumplimos 18 años no llega una luz mágica que trae consigo madurez política y buenas decisiones: hay personas mayores que toman malas decisiones, como menores que toman grandes decisiones y poseen buenas ideas para aportar a la sociedad. Hoy en nuestro país vivimos un momento crucial, donde se definirá el nuevo marco político y qué sociedad queremos construir.


Desde pequeños y pequeñas se separa un mundo del otro, a veces, de forma muy razonable y necesaria: las generaciones más antiguas han vivido más y sus experiencias ayudan a nutrir el crecimiento de nuevas generaciones. Sin embargo, ese precepto no se puede mal utilizar (cómo se hace comúnmente) para establecer dos mundos distintos que viven realidades diferentes, si, finalmente, todos, todas y todes vivimos en la misma sociedad y compartimos el mismo estado. Otras veces, la separación es muy nociva: por ejemplo, desde pequeños y pequeñas nos separan en otra mesa, la mal denominada ‘mesa del pellejo’ ¿Acaso se desvalorizan las ideas y opiniones que impulsan nuevas generaciones? En este momento histórico, no puede ser así.


Es necesaria la participación de la juventud, dado que es en ese momento de la vida en que nos cuestionamos los problemas del status quo que nos imponen. Esa es una de las razones por las que tenemos el deber de participar en la construcción de una nueva constitución política, la cual definirá hacia dónde queremos caminar como sociedad en los próximos tiempos.


Próximos tiempos, porque los tiempos han cambiado. Ya no podemos sentarnos a esperar que los y las adultas tomen decisiones que no miren hacia un futuro próspero para las nuevas generaciones. Hay que comenzar a involucrar a la juventud que ha sido protagonista e impulsora de las transformaciones que hoy construyen la nueva cosmovisión de una sociedad más participativa, feminista, interseccional e inclusiva para todos, todas y todes.


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